6 de octubre de 2015

Dime, chica sin corazón...




He pensado en escribir esto para ti y solo para ti, en formularte las preguntas una a una y esperar todas las respuestas aún sabiendo la cantidad de negativas y falsos positivos que puede haber pero, ¿sabes qué?, prefiero no hacerlo. 
Prefiero no hacerlo porque sé que dolerá, que quemara por dentro hasta el día que vuelva a verte y pueda reducir a 0 los kilómetros y el tiempo que nos separa con un único beso. 
Prefiero no hacerlo porque sé que encontraré esa verdad a medias, esa respuesta vaga o inocente que logrará hacer que mi cabeza entienda que la historia sigue, que para mi no tiene fin. 

Ésta es mi historia; he vivido en ella desde que mi corazón despertó de su letargo con el primer amanecer de mi adolescencia, desde que los golpes se hicieron grietas, las grietas brechas y las brechas llagas. 
He vivido con ello desde que cayó la primera lágrima y viviré con ello hasta que caiga la última; 
así que dime tú, chica sin corazón, si el cuento del corazón roto tiene final.



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