24 de junio de 2015

Un Corazón Incandescente




Escribí en un papel las palabras necesarias para que el fuego entendiera cual era mi deseo, y sin ningún miedo a arder junto con mis anhelos me acerqué y los solté uno a uno, esperando a que se consumiera el anterior para echar el siguiente. 
Así llene medio folio; medio folio de necesidades, de peticiones, y no sólo por mi, no. Por ellos, por vosotros, también. Creo que el fuego agradeció un corazón sincero hecho tinta. 
El fuego traga corazones, y ayer se llevó el mío hasta reducirlo a brasas, porque eso es lo que soy, lo que queda de mi; soy la brasa de una hoguera que brilló con tanta fuerza que la confundieron con una estrella. 

Y aquí estoy, incandescente, devorando el corazón de otra gente,
alimentándome con sus deseos hasta el día que sea capaz de dar todo lo que he recibido.




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