20 de agosto de 2014


Me pregunto muchas veces como sera mi futuro. 
Quiero ser madre, casarme con la mujer de mi vida. Quiero formar una familia y pasear por la playa de la mano de mi mujer mientras mis hijos corren manchándose los bajos del pantalón con agua salada y arena. Quiero que en mi casa se escuchen los pequeños pies de un niño corriendo, gritos y pataletas. Quiero tener el futuro que cualquier persona puede tener. Cuando pienso esto comienzan las dudas. 
¿Quien se quedara embarazada, yo o ella? ¿Adoptaremos? Pero la que mas habitúa mi mente es, ¿como nos llamara nuestro/a hijo/a? No lo sé, es muy complicado. Me gustaría estar segura de que seré buena madre, que seré buena esposa y que tendré un matrimonio de los que duren. Me gustaría saber como les explicaremos a nuestros hijos que tienen dos madres, que no tienen padre. Son muchas preguntas, muchas cuestiones que rebotan en el interior de mi cabeza, desordenan mi cerebro y vuelven todo mi cuerpo un caos. Me pregunto también ¿Con quien me casare? Espera, no. ¿Con que tipo de mujer me casare? 
¿Sera divertida, sincera, honesta, simpática y agradable? ¿Le gustara ir a la playa y dar paseos interminables? ¿Le gustara mirar el mar con el anochecer y acurrucarse entre mis brazos sobre la arena húmeda?  ¿Le gustara volar? ¿Deportista, lectora, escritora, loca, psicópata? Son miles y millones de alternativas las que discutir, perfeccionar y encajar para que salga mi mujer, la mujer con la que el destino me tiene enlazada. Tengo una breve idea de como quiero que sea.
Quiero una mujer simpática, honesta, divertida, cariñosa y sincera. Tendrá la misma altura que yo, el pelo castaño oscuro, negro o pelirroja, unos ojos intensos y profundos. Le gustara leer pero sera de ciencias, así siempre tendré algo que aprender de ella. Una erudita. Le gustara el deporte y el chocolate. Se acurrucara contra mi por la noche, en la cama, mi sonrisa completara la suya. Cuando ella aparezca sonreiré como una idiota y mis ojos se pondrán vidriosos, y día tras día,  minuto a minuto, segundo a segundo pensare, ¿Como es posible que me quiera?


1 comentario:

  1. No sé cómo decirte que eres genial escribiendo. Yo también pienso eso ahora, pero no trato de hacerlo. Antes tenía una cara, un nombre. Podía ponerle nombre a esa felicidad. Pero... ahora... estoy hasta peor que tú. Ahora me pregunto si llegará ese día, en el que me olvide del dolor y tenga a alguien a mi lado.
    Se me han salido las lágrimas leyendo esto. Es desgarrador, ¿sabes? Sé que poco te importará, pero necesito desahogarme un poco.
    Yo también quería todo eso; hijos, él, sonrisas... Felicidad.
    Pero todo se ha ido.
    Un beso, mañana vuelvo por aquí.

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