28 de agosto de 2014





La habitación oscura y solitaria, las paredes de sombras y el aire cargado. Una habitación de música, de melodías, risas y sueños que perdieron su importancia.
Una habitación circular con ventanas en las paredes; desde el suelo hasta el techo, tan solo ocupada por un piano de cola. 
En mi imaginación era mi sitio para escapar, para salir del mundo de guerra en el que vivíamos. En la soledad de la sala de blanco, sonaba la canción que revolucionaba el momento: Imagine, de Jonh Lennon. 
Se sentaba en el piano y tocaba, ni siquiera abría las contra ventanas. Cuando llegaba yo, tocaba en el silencio de la habitación, donde por todos los medios intentaba huir del mundo que nos toco habitar. Intente imaginarme a Jonh leyendo en el jardín en vez de sentado en el piano, hablando conmigo en vez de susurrar su canción por toda la casa. Me imagine como seria Jonh si hubiera nacido en otro siglo, en una época sin miedo y guerra. Lo imagine saliendo de casa a pasear en primavera, imagine los rayos de sol en su piel, el sonido de su risa. Mi imaginación volaba a otro mundo y yo no podía ni quería evitarlo.
Su voz retumbo en mi cabeza y el sonido de las teclas devolvieron mi mente al lugar del que salio. Jonh seguía sentado al piano, tocando y cantando su canción, su particular signo de rebeldía. La habitación había cobrado vida con la luz filtrándose por las ventanas.
Le mire con atención y sonreí con inocencia. Camine en silencio y me senté a su lado, nuestra relación siempre había sido silenciosa. Sabia que no era posible, que Jonh se quedaría en el mundo de la música, pero nadie nos prohibía imaginar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario